martes, 9 de abril de 2019

Resumen del libro "El dominio mundial", de Pedro Baños (2018)

Resumen del libro "El dominio mundial", de Pedro Baños (2018)

Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/04/el-dominio-mundial-de-pedro-banos-2018.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología.

Sociología, geopolítica, política internacional, dominio mundial, globalización, geoestrategia

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Ficha técnica


Título: "El dominio mundial"

Subtítulo: "Elementos del poder y claves geopolíticas"

Autor: Pedro Baños

Edición en español: Editorial Ariel, editorial Planeta, Barcelona, 2018

Número de páginas: 367

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Biografía del autor Pedro Baños (hasta 2019)

 El autor Pedro Baños es coronel del Ejército de Tierra y diplomado del Estado Mayor, actualmente en situación de reserva. Ha sido jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo en Estrasburgo. Ha participado en misiones en Bosnia-Herzegovina (Unprofor, Sfor y Eufor) y hoy es uno de los mayores especialistas en geopolítica, estrategia, defensa, seguridad, terrorismo, inteligencia y relaciones internacionales. Es autor de Así se domina el mundo, best-seller publicado también por Ariel.
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Texto de contraportada

"Si en su best-seller internacional Así se domina el mundo, Pedro Baños exponía cómo, para qué y con cuáles estrategias los poderosos intentaban, en dura pugna entre ellos, controlar a países y personas, en esta nueva obra da un paso más hacia la plena democratización de la geoestrategia y detalle cuáles son los instrumentos que se emplean para lograr ese predominio planetario.

Así, veremos cómo la potencia militar, la capacidad económica, la diplomacia, los servicios de inteligencia, los recursos naturales, el conocimiento y la comunicación estratégica, entre otros, se convierten en las herramientas de trabajo habituales de los grandes manipuladores geopolíticos. Además, el texto se complementa con los dos principales aspectos que el autor considera que van a modificar la geopolítica en los próximos años: la tecnología y la demografía. Y termina alertando de que se está viviendo un cambio de paradigma geopolítico sobre el que hay que estar prevenidos, pues a todos nos afectará de forma muy directa.

Una obra tremendamente visual, pues es prolija en detallados gráficos  a color, lo que sin duda facilita la comprensión de lo que se expone y hace más agradable la lectura.

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ÍNDICE

Los elementos del poder mundial

1. Potencia militar: el musco bélico

2.  Capacidad económica: el verdadero poder

3. Diplomacia: un poder no tan blando

4. Servicios de inteligencia: el poder de la información

5. Recursos naturales: la fuente del poder

6. Territorio y población: el poder tangible

7. Potencialidades intangibles: el poder etéreo

8. Conocimiento y tecnología: el poder de la sabiduría aplicada

9. Comunicación estratégica: el poder de la influencia y la persuación


Los grandes condicionantes geopolíticos

1. Tecnología: esos locos cacharros

2. Demografía: personas convertidas en gente


Hacia un nuevo orden mundial

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RESUMEN

Comentarios iniciales: Este libro es la segunda parte escrita por el experto Pedro Baños sobre el dominio mundial. Alerta de que se está viviendo un cambio de paradigma geopolítico "al que hay que prestar gran atención, pues repercutirá en todos nosotros".

Entre los autores más interesantes que menciona está Johan Galtung, matemático y sociólogo noruego, que anticipó en 1980 que en menos de diez años la Unión Soviética se desmoronaría víctima de sus contradicciones (la URSS cayó en 1991) e hizo otra predicción para el 2025: la caída del imperio estadounidense (aunque en el 2000, lo adelantó al 2020). El autor identificó en su libro La caída del imperio norteamericano las recetas del derrumbe: generacionales, culturales, militares, económicas, políticas, sociales... Si Washington no iniciaba un retraimiento suave y paulatino del contexto internacional, podría desplomarse como la URSS. Un poco lo que ya está haciendo Trump al iniciar la retirada estratégica de los viejos frentes ante una economía debilitada (tras el abandono de Bretton Woods en 1973 por Nixon y luego por la crisis del 2008).

O sea, según Baños, Estados Unidos asume ya un modelo de "multipolaridad excéntrica" (EE.UU. seguiría siendo la potencia dominante pero tendría que repartir su poder, en referencia a China (el gran rival tecnológico y económico) y Rusia). Los actores secundarios serían Europa, India, México y Brasil.

Según el autor, China se convierte ahora en un gigante aeroespacial, se extiende por África, Iberoamérica y mar del Sur de China e incluso compra tierras para cultivar, implanta una nueva Ruta de la Seda y compra sectores estratégicos en horas bajas en Europa.

Según la teoría de Baños, Trump estaría intentando "deconstruir" el mundo (sobre todo el económico) para crear otro nuevo orden mundial (que se parezca a aquel en que EE.UU. era el dueño del mundo en 1945 y en 1991).

El autor hace hincapié en que dos factores claves del cambio mundial son la demografía (nos encaminamos a un mundo de jóvenes que viven en países pobres) y la tecnología (un oasis de ciudades inteligentes y sostenibles en el Norte cercadas por chabolistas). A ello se suma que los más ricos creen ciudades-fortaleza, islas-refugio urbanas alejado de las desigualdades del resto del mundo, más automatizado y conectado.

Baños apela a un cambio de mentalidad, a un menor egoísmo y mayor moral, conciencia y valores, a una responsabilidad personal, pero su libro, precisamente, abre los ojos sobre cómo funcionan los entresijos de la política internacional y los intereses de quienes mandan en el mundo.

El control militar del mundo

En su libro, el autor explica quién controla militarmente el mundo. Estados Unidos tiene desplegados el 54 % de sus ejércitos exteriores haciendo un "tapón" en la frontera de Rusia y China a lo largo del corredor de Europa del Este (otro 16 % a mayores desplegado), Oriente Medio y el Cáucaso, Caspio y montañas afganas. Es un "cinturón" que contiene a sus dos grandes rivales mundiales. Sin embargo, EE.UU solo tiene el 8 % de sus tropas desplegadas en el Pacífico, el nuevo punto "caliente".

El autor dice que el poder radica en los océanos y brinda el control del tráfico internacional (razón por la cual EE.UU. tiene 19 portaaviones y sus rivales uno, tres o cuatro). En cuanto a las tropas, estas han disminuido a medida que aumenta la tecnología. El imperio español no movía a más de 3000.000 hombres mientras que la dinastía Ming, en una época cercana, movilizaba 1,5 millones (para luego reducir a solo 800.000). En la Primera Guerra Mundial, Alemania tenía a 5,3 millones de soldados (más que nadie) hasta que la URSS y Estados Unidos movilizaron a 11 y 12 millones cada uno y el Reich a otros 12 millones. Actualmente, el ejército más numeroso es el de Corea del Norte con 9,4 millones de soldados.

Pero tecnológicamente, EE.UU. es imbatible ahora: tiene 13.762 aviones y 19 portaaviones y gasta medio billón de dólares al año, así como 2,3 millones de soldados, 70 submarinos y 5.884 carros de combate.
 Su rival Rusia dispone de 3,3 millones de hombres, gasta diez veces menos dinero pero tiene 20.216 carros de combate, solo tiene 3.800 aviones, un portaaviones y 63 submarinos.
Y China dispone de 3,7 millones de soldados, gasta 161.000 millones, tiene 6.400 tanques, 2.955 aviones, un portaaviones y 68 submarinos. India tambiñen es una potencia bien armada.
La otra potencia es Corea del Norte, con 6,5 millones de soldados, 5.000 tanques, 950 aviones y 76 submarinos.
Japón tiene 4 portaaviones y 1.600 aviones y Alemania, 700 aviones y 500 tanques. Los ejércitos de ambos países oscilan entre 200.000 y 300.000 hombres.

Ahora mismo, EE.UU., China, Arabia Saudí, Rusia, India y Francia son los que gastan más dinero en armamento al año (siendo USA el triple que China y diez veces más que Rusia).

Tanto Rusia como EE.UU. tienne 6.500-6.800 cabezas nucleares cada uno mientras que Corea del Norte se cree que podría tener 10 o 20 e Irán ninguna. Francia y China tienen sobre 300.

Estas grandes potencias también emplean a compañías privadas (las CMP, mercenarios o subcontratas). Estas son las más conocidas: Dyncorp (EE.UU), Control Risk (UK), Academi (EE.UU.), Triple Canopy (USA), Grupo Constellis (USA) y GK Sierra (USA). Por su parte, los rusos tendrían sus propias subcontratas (Grupo RSB, Antiterror, Centrer, Cosacos, Wagner...)

Respecto a los robots-soldado (armas completamente autónomas), se sabe que lo están desarrollando EE.UU., Reino Unido, China, Israel, Rusia y Corea del Sur.

El control económico del mundo

El autor destaca la importancia de la "guerra económica" (desde los bloqueos napoleónicos, a la guerra del Opio o el bloqueo a Japón en la Segunda Guerra Mundial de combustible y cereales). También dice que EE.UU. fomentó la descolonización entre sus aliados para que no tuviesen acceso tan fácil a las materias primas tras la postguerra (a los que ancló con una ayuda de 12.000 millones de dólares con el plan Marshall). Además, los países recién liberados podían caer bajo su órbita
comercial (el llamado neocolonialismo).

Indica que la globalización se basa en la democracia, la economía de mercado, el liberalismo económico, la iniciativa privada y el capitalismo. Los otros pilares son el FMI (EE.UU. tiene el 17 % de la cuota y del voto y los miembros de la UE, el 32 de la cuota y el voto repartido / debe garantizar la estabilidad), el Banco Mundial (fuertemente controlado por Washington pues tiene veto, debe dar financiación a los países pobres) y la Organización Mundial del Comercio.

Otro aspecto de la guerra económica es la manipulación de los precios del petróleo. Los precios del barril se desplomaron en 1986 (para boicotear a Irán) y arruinó a la URSS y a Venezuela. En 1990, Sadam Husein se quejó de los bajos precios e invadió Kuwait. En el 2008 hubo otra posible manipulación: el precio estaba en máximos a 147 dólares y Rusia invadió Georgia (que quería entrar en la OTAN). De repente, el petróleo se hundió a 90 dólares y llegó a tocar los 35. Esta imprevista bajada hundió al venezolano Chávez y a Rusia. El nuevo sobresalto fue en el 2014, cuando el petróleo volvió a caer de 100 dólares a 50 (porque subió el "fracking", la crisis) y debilitó a Rusia en Ucrania y Crimea y Siria, y castigó a Venezuela. A los demás perjudicados, el FMI y BM les compensó.

El autor indica que EE.UU. puede influir en los precios del petróleo al poder manipular el valor del dólar, ya que las transacciones energéticas se realizan en dólares.

A todo ello se suman ahora los yacimientos de gas de enquisto, que están en China, Estados Unidos, México (está en una situación privilegiada), Argentina, Sudáfrica, Australia, Canadá, Libia, Argelia, Brasil y Polonia, principalmente.

Otro detalle importante es la deuda pública de Estados Unidos (el 55,9 está en poder de acreedores norteamericanos, el 9,5 % de China y Hong Kong, el 8 % de Japón y el 26 % del resto del mundo). Su deuda es de 21,3 billones de dólares pero como esta moneda está ligada a la producción de petróleo, le permite imprimir billetes para sobrevivir.

Otra clave es la divisa como fuente de poder (siendo el dólar ligada al patrón oro desde 1945 hasta que hubo inflación en 1971 hasta que el dólar no fue convertible con oro pero sí con petroleo y gas, los petrodólares (que son el 65 % de las divisas))
El dólar es un arma económica pero de doble filo ya que podría surgir una divisa alternativa (se intentó pero eso equivale a una guerra con EE.UU). Los rusos intentaron hacer un rublo-yuan y Venezuela propuso un Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos. Por su parte, el presidente Strauss-Kahn del FMI intentó buscar una reserva internacional (los Derechos Especiales de Giro) pero, al poco, lo echaron por un escándalo sexual. Otras propuestas de petromonedas fueron la caucásica "altyn".
Por su parte, el yuan (renminbi) chino es moneda de reserva del FMI y lanzó el "petroyuan" para comprar a Venezuela o Nigeria y Zimbabue. A China tampoco le interesa desvalorizar sus enormes reservas de dólares. Rusia y China están comprando oro (entre los dos suman 4.000 toneladas) para crear una supermoneda el rublo-yuan. En ese caso, EE.UU. lanzaría otra moneda, el "amero" (con Canadá y México e incluso fusionarse con el euro).

Europa también es un duro competidor económico para EE.UU (su "federador exterior", según De Gaulle) y además el continente quiere normalizar sus relaciones con Rusia (y acceder a su fabulosa riqueza material y su granero). Francia está muy preocupada por la pérdida de su soberanía al vender la empresa estratégica Alstom a General Electric, de EE.UU . Hay "zancadillas" para quitarse ventas y contratos.

El autor es escéptico con la idea de una UE convertida en un solo bloque político, con un liderazgo único y su propio ejército y sólidos instrumentos financieros. En Francia creen que a EE.UU. no le interesa una Europa unida políticamente, solo económicamente, a la que ve como un "escudero". Sospecha el autor que EE.UU. seguirá usando sus caballos de Troya en las instituciones comunitarias y nacionales europeas.

Otro apartado relacionado con la economía es la Nueva Ruta de la Seda, que conecta Yiwu (cerca de Cantón) en China con Madrid por tren de mercancías a través de Moscú y Polonia (con un ramal a Londres), y luego tiene varios brazos por Irán y Turquía, a la que se une la vía marítima por Suez hasta Roma (aunque el libro no lo menciona, la Ruta de la Seda seguiría hasta Lisboa). EE.UU. no ve con buenos ojos la ruta porque China es su competidor y una amenaza para sus intereses geopolíticos y económicos. Tampoco le gusta el corredor entre China y Pakistán, a través de la conflictiva Cachemira (eludiendo los puertos de la India).

Otro dato de interés es el poder de la industria alimentaria, monopolizado por Bayer-Monsanto (una controla los abonos y herbicidas y el otro los alimentos transgénicos).

El autor concluye que un país serio tiene que dotarse de un departamento específico de geopolítica económica.

Conflictos diplomáticos y espionaje

Pedro Baños localiza varios focos calientes

En el mar de China, las islas Senkaku, islas Pratas, Paracelso, Scarborough, Banco McClesfield, Islas Spratly. Si Japón protesta, China le corta el suministro de tierras raras.

También está la ciberdiplomacia. Los programas y apps de Facebook también sirven para transmitir el mensaje de EE.UU. al mundo. Se trata de diplomacia-marketing para "consumir".

El autor también comenta el dispositivo Echelon, el dispositivo global de vigilancia electrónico (operado por la NSA de USA y sus aliados) y con estaciones en Seattle, Canadá, Yorkshire, Comwall, Baviera, Australia y Nueva Zelanda. El autor dice que Occidente se hace la víctima con el espionaje de rusos, chinos o iranís y resulta que el más agresivo es EE.UU., a través de la red Echelon. Además, el autor dice que la NSA tiene potestad de su gobierno para espiar indiscriminadamente fuera de EE.UU. y monitorizar todas las comunicaciones electrónicas (e-mail, chat, vídeos, fotos, voz, transferencia de archivos, videoconferencias, detalles de redes sociales...)
Por su parte, la BND alemana estuvo espiando desde 1990 los correos de periodistas extranjeros, así como legaciones extranjeras.

Otro capítulo de interés son las operaciones encubiertas; como que la CÍA fomentó la Europa unida aportando 50 millones. El dinero lo vertió el Comité Americano para una Europa Unida (Ford y Rockefeller) que financiaba al Movimiento Europeo y a su rama juvenil. Aquellas opiniones contrarias eran "neutralizadas".
También habla de los complots contra Castro y las prisiones secretas de la CIA en Europa.

Los principales servicios de inteligencia extranjera son:

- China : Ministerio de Seguridad del Estado de China (MSS) que tiene 100.000 agentes.
- EE.UU. Cuenta con 17 agencias.
. Rusia: el Servicio Federal de Seguridad (FSB)
-Vaticano: tiene la red más extensa de inteligencia, la más opaca

También estudia los paraísos fiscales (hay 11 en Europa), en los que los servicios de inteligencia buscan información.

Recursos naturales

Otro capítulo trata sobre los recursos naturales y sus potenciales conflictos.

El autor menciona la desigual disponibilidad de agua en el 2025 (escasez en Levante y Cataluña), así como el norte de México y sur de EE.UU.
También menciona el interés de las grandes potencias por África y sus minerales, donde ya están China, Francia y Reino Unido obteniendo concesiones. En el caso de China, ya está en el Magreb, Sudán, Nigeria, Guinea, Angola, Zambia, Congo y Sudáfrica.

Otro foco de conflictos es el Ártico, ya que hay una ruta por la costa rusa (entrando por el mar de Bering) que le interesa a China. En total, hay cuatro rutas (noroeste, noreste, transpolar, puente ártico). Un portacontenedores de Maersk Line logró atravesar ya la ruta Noreste.

La Antártida es otra tierra de interés que se disputan los países del Cono Sur, así como Francia, Reino Unido y Noruega.

El autor también menciona el "Earth Overshoot Day" (indica la distancia que estamos del desastre ecológico y lo de más que gastamos y no producimos). En la tabla se puede ver que en 1970, los recursos de un año se habían agotado el 19 de diciembre y en el 2018 ya estábamos en julio.
El día del exceso terrestre en España es 11 de junio y el de China cuatro días después. EE.UU. agota todo en marzo y Alemania en mayo.

Población

El autor hace hincapié en los cambios demográficos. Señala que uno de cada cinco habitantes del planeta es chino o indio (China tiene 1.384 millones de habitantes y la India, otros 1.296 millones). El 5 % de la población mundial está concentrado en una pequeña extensión de la India, en el Ganges.

Poder etéreo

El autor explica cómo la gente en mayo de 1945 pensaba que el país que más contribuyó a derrotar a Hitler fue la URSS (57 % de los encuestados) y en el 2015, el 54 % pensaba que fue EE.UU. Esto se debe a las tácticas de publicidad de cada país. Razón por la cual, China se ha lanzado a controlar el cine extranjero para dar una buena imagen de su país.

Urbanización
Aumento exponencial

martes, 2 de abril de 2019

Resumen del libro "Así se domina el mundo", de Pedro Baños (2017)

Resumen del libro "Así se domina el mundo", de Pedro Baños (2017)

Resumen original y actualizado del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/02/asi-se-domina-el-mundo-de-pedro-banos.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, geopolítica, relaciones internacionales, poder mundial, política internacional, globalización

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Ficha técnica

Título: "Así se domina el mundo"

Subtítulo: Desvelando las claves del poder mundial

Autor: Pedro Baños

Fecha de publicación: 2017

Editorial: Ariel, Editorial Planeta. Barcelona

Páginas: 468

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Biografía del autor Pedro Baños (hasta 2017)

El autor Pedro Baños es coronel del Ejército de Tierra y diplomado del Estado Mayor, actualmente en situación de reserva. Ha sido jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo en Estrasburgo. Ha participado en misiones en Bosnia-Herzegovina (Unprofor, Sfor y Eufor) y hoy es uno de los mayores especialistas en geopolítica, estrategia, defensa, seguridad, terrorismo, inteligencia y relaciones internacionales.

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Texto de la contraportada

"Alianzas, manipulación, rivalidad, guerra psicológica... todas las claves de la geoestrategia mundial.

"Desde hace algunos años, debido a la compleja situación actual, la ciencia de la geopolítica - y su aplicación práctica, la geoestrategia. que tiene como objetivo la influencia de los países a escala mundial - está adquiriendo una importancia que en cierto modo había perdido tras la Segunda Guerra Mundial. Pero ¿cómo se relacionan los países? ¿Qué estrategias de poder utilizan?

A través de numerosos ejemplos, veremos que existen diversas estrategias clásicas, todas con un trasfondo de hipocresía y de aprovechamiento de las debilidades ajenas, que ha prevalecido a lo largo del tiempo. También descubriremos que durante toda la historia se han cometido una serie de errores geopolíticos que se siguen repitiendo. Aunque hoy en día las reglas han cambiado por una serie de condicionamientos - como los avances tecnológicos- que obligan a modificar las acciones geopolíticas, existen unos fundamentos inamovibles en este campo.

El coronel Pedro Baños, un experto estratega, nos adentra en las incógnitas de estos juegos de dominio entre países y nos desvela numerosas claves y trucos del poder mundial que se pueden condensar en unas eficaces reglas universales para conseguir nuestros objetivos, con títulos tan sugestivos como "El mundo visto como patio de colegio", "El portero de discoteca", "Empobrece y debilita a tu vecino", o "Miente, que algo queda".

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ÍNDICE

1. Geopolítica y geoestrategia

2. Cómo es el mundo

3. Principios geopolíticos inmutables
    El estado es un ser vivo
    La economía manda
    El determinante peso de la Historia
    No hay aliados eternos, sino intereses permanentes

4. Las geoestrategias inmortales
    La intimidación
    Cerco y contracerco
    Patada a la escalera
    Empobrece y debilita a tu vecino
    Simula y disimula
    El "breaking point"
    Fomenta la división
    La dominación indirecta
    Retuerce la ley para retorcer a tu enemigo
    Quítate tú para ponerme yo
    El que parte y reparte se queda con la mejor parte
    No hagas lo que los demás pueden hacer por ti
    La creación del enemigo
    El contrapeso
    Miente, que algo queda
    Las armas de comunicación masiva
    El pensamiento único
    El abuso de los pobres
    Siembra cizaña
    El fervor religioso
    La vía de escape
    El "buenismo"
    La creación de la necesidad
    El loco
    La sinergia
    Las copas de champán
    El burro y las alforjas
    
5. Errores frecuentes en geopolítica
    Ignorar la idiosincrasia de los pueblos
    Mostrar el poder exponiendo las debilidades
    No estar preparado para lo inesperado
    Confiar en vencer con rapidez y sin pérdidas propias
    Despreciar las religiones y ofender a sus fieles

6. Los pecados capitales de la geopolítica

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RESUMEN

Comentarios iniciales: El libro es muy ameno y se lee de un tirón. Sus capítulos se estructuran en una especie de lección magistral o análisis seguido de sus correspondientes ejemplos históricos o anécdotas diplomáticas o militares para ilustrar su estudio. Cada pieza de análisis es encabezada por una frase de un destacado historiador, militar, diplomático o político (Tucídides, Napoleón, Maquiavelo, Clausewitz, etc...).

Se observan algunos errores de traducción de textos procedentes del inglés como "deception" que es un falso amigo (no significa "decepción" sino "engaño").

Entre sus fuentes cita a los clásicos ( Robert D. Kaplan) y también a los generales chinos Peng Guangqian y Yao Youzhi, así como los estrategas Qiao Liang y Wang Xiangsui.

No obstante, el libro no muestra una potente teoría para interpretar el mundo y la política internacional (salvo la de que el más fuerte es el que manda) en el sentido en el que lo haría Kaplan con su análisis del factor geográfico ("La venganza de la geografía") y los movimientos poblacionales en las planicies. Más bien, la tesis de Baños es que los países son como personas armadas con garrotes y los más fuertes atizan a los débiles para robarles todo a la menor oportunidad. Es bastante crítico con las causas ocultas de la guerra pues, en su opinión, los movilizadores son hipócritas y engañan a la sociedad con causas humanitarias o en búsqueda de la paz mientras priman intereses económicos (defender a una compañía nacional) o geoestratégicos (necesidad de controlar un estrecho para cortar la salida al mar a un país rival).

Recuerda que, según el tratado bélico Wu Zi las motivaciones de la guerra son cinco: lucha por la fama, lucha por el beneficio, acumulación de animosidad, desorden interno y hambre. Recuerda también lo que dijo el conde Alexandre de Marenches en 1986: el conflicto internacional actual consiste en la lucha por el dominio de las materias primas y en el control psicológico de las poblaciones por los medios de comunicación, las Iglesias, la educación y la desinformación. También cita al militar Michael Howard que denunció los excesos de usar a los militares al servicio de intereses económicos. El autor advierte: "En un escenario de hipocresía y cinismo, confía solo en tus propias fuerzas".

En este sentido, considera efectivamente a cada país con su propia personalidad y características físicas: el matón de la clase (robusto y pendenciero), los amigotes del matón y sus desdichadas víctimas, los que hacen frente al matón y son independientes (pero excluidos del juego y condenados al ostracismo), el que finge ser amigo de todos (Suiza), y los que no pintan nada y son indiferentes para el resto (lo mejor es pasar desapercibido). Las naciones serían como "niños" en un patio.

Y luego están los desarrapados (6.600 millones), que ansían que cambien las tornas para ocupar el sitio de los ricos y los privilegiados (900 millones). El autor cree que hay una enorme desigualdad en el mundo. Otro problema, según dice, es que las nuevas generaciones de gran parte del mundo no han conocido las guerras ni sus horrores y podrían caer en el error de buscar honor y gloria, y botín rápido, y montar otro calamitoso desastre. Ve improbable otra guerra mundial (pero no imposible) ya que las grandes potencias apuestan por enfrentarse a través de países secundarios (Vietnam, Corea) y además ahora se actúa mediante "guerras híbridas" (en países interpuestos, manipulación de la opinión pública, guerra comercial y financiera, ciberguerra...).

El mundo actual sería una especie de estado natural sin Estado hobbesiano que imponga el orden (Kaplan). Y recuerda lo que dijo Friedrich Ratzel (en "Sobre las leyes de la expansión espacial de los Estados") sobre la expansión de los países más poderosos (cultura, economía) hacia una frontera viva y cuya lógica de absorber territorios más ricos en la periferia para ampliar su "espacio vital" (el Lebensraum). Por otra parte, el padre de la geopolítica fue el sueco Rudolf Kjellén, que consideraba que el Estado tiene vida (nace, lucha, se desarrolla, ejerce su influencia, entra en declive y muere y da lugar a otro sistema social). Otro geopolítico fue Karl Haushofer (que justificaba la expansión de la Alemania industrial en el siglo XX debido a su limitación de recursos y materias primas). 

En general, varios geopolíticos coinciden en ver una constante histórica en el hecho de que los grupos son expansionistas. El autor dice que tales necesidades de un Estado "vivo" siguen vigentes: el Estado debe cubrir las necesidades básicas de su población (alimentación) y la industria (materias primas y recursos energéticos).

Según esta teoría, el país más fuerte ahora es Estados Unidos, el cual es desproporcionadamente poderoso y prácticamente domina los mares y ejerce un poder real en todo el globo. Según el autor, tal poder americano está en declive y ahora tiene a dos rivales ganando protagonismo: Rusia, que intenta recuperar su esplendor e influencia, y China, una poderosa potencia comercial en expansión. Los frentes son diversos: hay choques con Rusia en el Ártico, en Europa del Este (donde se ha expandido la OTAN) y en Siria (zona de influencia rusa en el Mediterráneo) con China en el mar de China y el Pacífico. A ello se suma la carrera o pugna mundial por captar materias primas mineras y energéticas en África (en las que están involucrados Francia, EE.UU., y China, entre los más activos). Son los llamados "minerales estratégicos": primero fueron el hierro y el cobre, luego el petróleo, y ahora el uranio, cobre, cobalto, manganeso, cromita, tierras raras (de las que Corea del Norte tiene grandes reservas sin explotar), germanio, berilio, bauxita, litio, grupo del platino. El coltán ni siquiera es comercializado abiertamente.

La economía fue razón para las guerras púnicas (Cartago se convirtió en un rival comercial de Roma en el Mediterráneo), napoleónicas (Inglaterra, potencia manufacturera, hundió en Trafalgar la flota de España y Francia y se convirtió en dueña de los mares), la Guerra de Cuba (EE.UU. necesitaba controlar los pasos de Cuba para ir seguro al Canal de Panamá y las islas Filipinas era su puente en tierra para controlar el Pacífico) o la Primera y Segunda Guerra Mundial (guerras proteccionistas, el Imperio Británico contra la Alemania industrial necesitada de petróleo, independiente de los préstamos internacionales mediante el trueque sin interés y que estaba aumentando su flota, Japón y EE.UU. pugnando por el control del Pacífico) y las guerras de Oriente Medio (control del petróleo en Irán y equilibrio con Irak en una guerra de desgaste entre ambos, el interés de Francia en los hidrocarburos de Libia) y finalmente China-Corea (la guerra por el dólar de China, las minas de tierras raras (magnesita) de Corea del Norte). 

 Las necesidades estratégicas y críticas actuales están en Guinea (bauxita), cobalto (Congo), cromita (Sudáfrica, Kazajistán, India), manganeso (Gabón, Brasil, Ucrania), germanio, grafito y tierras raras (China), estaño (Indonesia), hierro (Brasil), uranio, niquel y paladio (Rusia) y el caso especial de Afganistán (lleno de oro, cobre, hierro, cobalto, tierras raras, litio, cromo, plomo, zinc, berilio, fluorita, niobio y uranio). Sin olvidar que el petróleo y el gas mueven el mundo y, en un futuro, el mundo estará en manos de quien controle la producción y distribución de electricidad (el país que sea dependiente, se convertirá en un esclavo tecnológico de los más desarrollados).

El autor también habla de las "guerras postmodernas", que se caracterizan por usar abrumadoramente instrumentos económicos y financieros para debilitar y derrotar al enemigo: concesión de préstamos, imposición de sanciones, informes de agencias de calificación, inversiones de fondos soberanos y capital riesgo, dominio de los mercados, control de las bolsas, manejo de la deuda y otras herramientas bancarias en evolución. Los estrategas chinos Liang y Xiangsui creen que en las guerras futuras aumentarán las hostilidades financieras.

La "neoglobalización" es la nueva globalización en la que el actor dominante sería China aprovechando las infraestructuras ya creadas por los occidentales (inundaría los mercados a precios baratos y los beneficios los derivaría al campo militar o ciberespacio). La Ruta de la Seda a Europa y su paralela por el mar (a África y Sudamérica) enlazaría el 60 % del mercado global. El autor vaticina que EE.UU. no se quedará de brazos cruzados y baraja Corea del Norte como campo de batalla entre las potencias (sin hacerse daño entre sí, claro).

Respecto a quien domina la economía mundial cita a la discreta e invisible familia Rothschild (tiene 2 billones de dólares; se ignora su capacidad real para influir en decisiones clave de alcance mundial), la casa Saúd (1,4 billones), los Walton (Wallmart, solo 152.000 millones), Koch (petróleo, 89.000 millones) y los Mars (dulces, 80.000 millones).

Por otra parte, el mercado mundial del grano está dominado por cuatro grandes, las ABCD: AMD (USA), Bunge (Brasil), Cargill (USA) y Dreyfus (franco-holandesa).
En cuanto a pesticidas, fertilizantes y alimentos transgénicos están Monsanto, Dupont y Dow (USA), Bayer (Alemania), Syngenta (Suiza) y ChemChina.

A todo ello se suma, según el autor, la "inteligencia económica" llevada a cabo por Francia, ya que el Estado pone facilidades a las empresas privadas para informarles de concursos, ventas, obras públicas... para ganar ventaja sobre otros países.

Esto es en cuanto a la Economía.

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Otros conceptos que maneja, además de la "guerra híbrida" (que mezcla presión mediática, bloqueo económico, ciberguerra, desestabilización interna de un país financiando a facciones y azuzando cizaña entre ellas) es el de "lawfare" (guerra jurídica en la que se usa el derecho internacional para deslegitimar al enemigo, por ejemplo, por no respetar los derechos humanos, elecciones tramposas, con lo que se logra paralizarlo financieramente). Lo curioso es que este derecho internacional solo se aplica a los países del montón pero los importantes no se someten a él. El autor recuerda que Japón, sutilmente, suele dejar caer que si le procesan por crímenes de guerra durante la Segunda Guerra Mundial, él podría sentar a EE.UU. por arrojar dos bombas atómicas contra dos ciudades llenas de civiles desarmados.

Otro concepto que usa es el de "soft power", que sería el que usaba Obama para mantener el control en el mundo sin presionar demasiado a sus oponentes, usando la diplomacia, el uso de la desestabilización interna, o violencia de baja intensidad (mediante ataques selectivos de drones). En todo caso, todos saben quién manda.

El autor habla de otros factores históricos. Recuerda que Corea del Norte fue bombardeada hace medio siglo por EE.UU. y perdió al 20 % de la población. El autor concluye que los siguientes dictadores presumieron de misiles intercontinentales y bomba nuclear para disuadir a USA de futuros bombardeos, lo que aplaudió la población al garantizarles seguridad. También menciona otros casos de países "indomables", caso de Afganistán (partido en dos en el siglo XIX por las intrigas del Imperio Británico para cortarle el paso a Rusia hacia el Índico y crear un tapón de tierra, con lo que dejó al pueblo pastún dividido por la mitad; el autor recuerda que Afganistán fue una piedra en el zapato para Alejandro Magno, Inglaterra, la URSS y EE.UU. debido a la fiereza de sus moradores de las montañas que solo obedecen la ley de venganza de su clan).

Otro de los factores es el cultural y recuerda la dificultad de que las ideas occidentales convenzan a los países de Oriente Medio para "occidentalizarse". El autor advierte que no todos los países piensan con la lógica de Occidente ni ven la democracia ni los derechos humanos ni la libertad de expresión tan atractivos, por increíble que les pueda parecer a los occidentales (y recuerda esas misiones "humanitarias" que dejan bombardeos y caos a su paso). En el caso de China, el autor cuenta que esta potencia se "vende" a los países africanos y sudamericanos como un país bueno que no se mete en los asuntos internos ni les da la consejos ni "moralina" como los occidentales.

El autor también refiere lecciones de estrategia que dio la historia pero también la vida misma. Recuerda por ejemplo el hecho de la "patada a la escalera": una vez que una potencia ha subido a la cima tira la escalera para que no suban sus rivales. Sería el caso de EE.UU. rodeando a la exURSS por Europa del Este y el Báltico (al expandirse su flanco la OTAN), boicoteando la presencia de Rusia en Siria y ejerciendo influencia en el Mar Negro y Aral, donde ya tiene bases americanas, así como en Thule (Groenlandia, para controlar el Ártico). En Asia, EE.UU. intenta mostrar músculo a China, con un gran despliegue en Corea del Sur, y China, a su vez busca crear un "mar interior" sin extranjeros.

La idea general es que por muy poderoso que sea un país, debe saber primero a qué se enfrenta cuando invade un país. Recuerda que el día-D del desembarco en Normandía, los aliados vieron frenado su avance por muros vegetales de 3 metros que habían creado los celtas 2.000 años antes. En otros países, un "patinazo" cultural generó graves tensiones: la revuelta de los cipayos en la India contra los británicos (por untar con grasa animal los cartuchos), las rebeliones religiosas en Afganistán o Pakistán porque los americanos hicieron algún sacrilegio, o la tenacidad vietnamita (que ya había echado a los colonizadores franceses) y con los que para EE.UU. fue imposible negociar  nada que no fuese la inmediata retirada americana del país. También está el caso filandés, cuya pequeña población se dividió en guerrillas y paró a los carros de combate soviéticos en 1939 durante todo el invierno hasta que Stalin tuvo que desistir. O cómo los guerrilleros españoles convirtieron en un infierno la presencia de las tropas napoleónicas en la Guerra de la Independencia (donde Napoléon perdió medio millón de hombres en cinco años, "gota a gota").

El autor recuerda que la guerra es "incontrolable" e "impredecible" y que aunque todos van con la idea de ganar suele haber "sorpresas". Un enemigo débil puede atacar el punto más vulnerable de su prepotente atacante. O el conflicto, previsto para unos días, puede encenagarse durante décadas (pone como ejemplo Afganistán, Vietnam).

El fervor religioso también es un catalizador para que las poblaciones vayan a la guerra pero el autor recuerda que, generalmente, los poderosos tienen otros intereses inconfesables (generalmente económicos o geopolíticos), por lo que suelen disfrazar toda guerra como una "causa justa" (un concepto que se remonta  a los monjes-guerreros de las Cruzadas y ahora a los "muhaidines"). Eso ha dado pie a guerreros fanatizados por una total fidelidad a una religión, del signo que sea, y que le han venido muy bien a algunos gobernantes. El autor recuerda la película de Rambo III, quien lucha junto con los talibanes (los "buenos") contra los soviéticos (los "malos") en los años 80 y 20 años después, se invierten las tornas, y son estos guerreros de las montañas con un férreo control del honor los "malos" porque pelean contra EE.UU.

Del mismo modo, remover demasiado un avispero lleno de exaltados guerreros fanáticos no es una buena idea, según explica el autor. Recuerda que si un enemigo débil no tiene salida para la derrota puede actuar a la desesperada, caso de la población que se suicidó en Numancia (cercada por los romanos) y de otras ciudades que siguieron la misma suerte para no claudicar. Eso lleva a la figura del terrorista suicida que actúa a la desesperada para defender su país o echar a los invasores más fuertes: se han visto muchos casos a lo largo de la Historia, desde los judíos kamizaces (zelotes) contra los romanos a las mujeres cargadas de explosivos que atentaban contra los alemanes en Varsovia, los ataques japoneses contra los portaaviones, los vietnamitas o los terroristas globales "muhaidines" de las torres del 11-S y otros cientos de ataques.

El autor también comenta cómo se divide el mundo en los "buenos" y "malos". Si un país no rinde pleitesía al más dominante, o no hace lo que él quiere, pasa a entrar en la lista de los "malos" y se convierte en un paria internacional si es que no lo invaden directamente. También está la técnica del "portero de discoteca" (solo un puñado de países tienen derecho de veto en la ONU, solo unos pocos son admitidos en el distinguido club del G-8, o no tienen por qué someterse a los dictados del FMI sino que reciben préstamos amistosos por otras vías). China usa ese poder de veto para "vender" a sus socios comerciales que si tienen algún problema con Occidente, puede bloquear cualquier decisión de la ONU.

Otro factor es la influencia cultural y la presión en la opinión pública. El autor relata tantos ejemplos de cómo las grandes potencias interfirieron en la opinión pública de otros países y lo siguen haciendo (para amoldarlos a sus intereses crean institutos de opinión, financian partidos que defiendan estos intereses) que no le cabe más que concluir que "todos lo hacen". Un caso paradigmático es el del magnate de la prensa Hearst que lanzó en 1898 una campaña mediática contra España (que les tocaría hacer el papel de los "malos") para convencer con todo tipo de falsedades a los estadounidenses de que había que declarar la guerra para liberar a los cubanos de la opresión. En una guerra rápida, EE.UU. se hizo con el control de Cuba, Filipinas y Puerto Rico mientras que España, que desde 1808 era una potencia menor, perdió sus últimas colonias oceánicas. Ningún país europeo se atrevió a desafiar a USA, convertida ya en una gran potencia.

La conclusión del autor es que el mundo sigue siendo inestable y es probable que aumenten los "microestados" y las fragmentaciones de países por una sencilla razón: son más fáciles de controlar por los grandes (en concreto EE.UU., Rusia y China). En vez de haber grandes estados medianos o incluso continentales (como la UE), o un poder fuerte de la ONU, existe un mosaico de países débiles o instrumentales (caso de Panamá o Yemen) que tienen importancia geoestratégica y tienen que amoldarse a lo que digan los países más poderosos. A todo ello se une que entre los propios aliados se espían (como se ve en los papeles y cables diplomáticos de Wikileads, etc...) por lo que conviene ir con precaución en el mundo global.