Resumen de "Keynes vs Hayek", de Nicholas Wapshott (2011)
Sociología, teoría económica
Resumen, comentarios y notas de E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
Texto original del resumen (libre acceso) en
http://evpitasociologia.blogspot.com/2013/06/keynes-vs-hayek-de-nicholas-wapshott.html
Título: "Keynes vs Hayek"
Subtítulo: El choque que definió la economía moderna
Autor: Nicholas Wapshoot
Editorial en español: Deusto Grupo Planeta
Twitter: #KeynesHayek
El resumen se puede leer más abajo.
Texto de la contraportada:
"Si Keynes y Hayek estuvieran vivos, ¿cuáles serían sus fórmulas para salir de la crisis?
Cuando la crisis bursátil de 1929 sumió el mundo en un caos, dos economistas salieron a la palestra para defender visiones opuestas sobre cómo restaurar el equilibrio económico y devolver al mundo occidental a la senda del crecimiento.
John Maynard Keynes, el economista de Cambridge, argumentaba que el Estado tenía el deber de invertir en gasto público para así reactivar la economía. Contrariamente, el economista de la escuela austríaca, Friedich Hayek, consideraba que esta solución sería inútil e incluso peligrosa.
En este primer enfrentamiento ganó Keynes y, a resultas de ello, la política keynesiana se ha venido aplando mayoritariamente desde hace décadas, durante las cuales se ha vivido una época de prosperidad sin precedentes. No obstante, muchos economistas de diversa índole y líderes políticos conservadores han adoptado, también con éxito, medidas antagónicas y próximas a la visíón de Hayek.
A raíz de la crisis económica y financiera de 2008 ambas corrientes vuelven a estar de actualidad. Los partidarios de cada escuela se definen, unos sobre la necesidad de implantar el pensamiento keynesiano para salir de la crisis, y otros se inclinan por aligerar el peso del Estado y así reducir sus gastos, tal y como defendía Hayek en sus tiempos.
Este libro recupera las doctrinas de estos dos grandes economistas y analiza cómo discreparían, si estuvieran vivos, sobre la gran crisis que nos afecta en estos momentos".
ÍNDICE
1. El héroe glamuroso
De cómo Keynes se convirtió en el ídolo de Hayek (1919-1927)
2. Fin del imperio
Hayek experimenta la hiperinflación en primera persona (1919-1924)
3. Las líneas de combate están trazadas
Keynes niega el orden económico "natural" (1923-1929)
4. Stanley y Livingstone
Keynes y Hayek coinciden por primera vez (1928-1930)
5. El hombre que mató a Liberty Valance
Hayek llega a Viena (1931)
6. El duelo
Hayek revisa el Tratado de Keynes con gran dureza, 1931
7. Respuesta a los disparos
Keynes y Hayek se pelean (1931)
8. The Italian Job
Keynes le pide a Piero Sraffa que continúe con el debate
9. Hacia la teoría general
La solución gratuita al desempleo (1932-1933)
10. Hayek pestañea
La Teoría general invita a una respuesta (1932-1936)
11. Keynes conquista Estados Unidos
Roosvelt y los jóvenes economistas del New Deal (1936)
12. Desesperadamente atascado en el capítulo 8
Hayek escribe su propia teoría general (1936-1941)
13. El camino a ningún sitio
Hayek relaciona las soluciones de Keynes con la tiranía (1937-1946)
14. Los años en la sombra
Mont-Pèlerin y Hayek se mudan a Chicago (1944-1969)
15. La era de Keynes
Tres décadas de prosperidad americana sin precedentes (1946-1980)
16. El contraataque de Hayek
Friedman, Goldwater, Thatcher y Reagan (1963-1988)
17. La batalla se reanuda
Economistas de agua dulce y de agua salada (1989-2008)
18. Y el ganador es....
Evitando la Gran Recesión, de 2008 en adelante
.....
Comentarios previos del autor del resumen:
El pensamiento económico del siglo XX ha dividido las políticas en dos corrientes: aquella que defiende la libertad del mercado y la distribución de los bienes de forma automática según la mano invisible de la oferta y la demanda y que, por lo tanto, se opone a la interferencia del Estado, aunque con la excepción de la política monetaria, que ayuda a que las condiciones del cambio de moneda y el tipo de interés en las que se intercambian productos sean estables. Esta postura, neoliberal y monetarista, estaría representada por Hayek. Hay una ramificación que sería la teoría de la oferta, que se basa en la ley de Say y sostiene que la oferta crea su propia demanda (y cuyo ejemplo más significativo es la llamada "toyotización" del mundo, en la que mejora la oferta con reducción de costes y papeleo).
La segunda opción es la progresista que da un mayor papel al Estado en la economía, lo que se llama la planificación estatal, y que se centraría en corregir los fallos del mercado para redistribuir la riqueza. En esa línea están los socialdemócratas, la antigua URSS y el bloque soviético (con su planificación central bajo la dictadura del proletariado) y los planes de New Deal (de Roosvelt y, en otros países, de otros presidentes análogos) que defienden el gasto público ya sea militar o social con altos impuestos para estimular el crecimiento económico y la demanda. La postura de Keynes se entronca en esta tercera línea de atribuir al Estado un papel de inversor en tiempos de crisis para estimular la demanda y de redistribuidor social para aportar ingresos a los parados para que gasten y estimulen el crecimiento de la economía y la gente no ahorre, con lo que se crearán más puestos de trabajo.
Un reciente libro, "Choque de ideas económicas en el siglo XX" aborda este enfrentamiento entre partidarios y detractores de Keynes y Hayek a lo largo de casi un siglo pues sus ideas también fueron propuestas con la crisis del 2008.
Libros recientes de historia de la economía contemporánea del siglo XX se centran en el debate entre Keynes y Hayek, entre la planificación económica y el monetarismo, y todas las discusiones posteriores giran en torno a esto.
La batalla entre Keynes y Hayek realmente solo se ha empezado a librar en el 2008, cuando los Estados renunciaron a endeudarse para salir de la crisis y se centraron en reducir el déficit. Obviamente, estamos hablando de una victoria de la Escuela de Chicago, que aplica las viejas recetas clásicas para un mundo con librecambio de mercancías: austeridad para que luego haya crecimiento. La pregunta que nos hacemos es si las recetas de Keynes eran las adecuadas en un mundo que ya no estaba globalizado, como el de 1930-1940, con muchos países proteccionistas e incluso autárticos, donde había rigidez de precios y salarios, pero no son el jarabe que necesita un mundo global como el de 1989-2008, en el que vuelve a funcionar la economía clásica basada en la libre competencia en un mercado a escala mundial, donde los países se centran en producir allí donde tienen más ventajas competitivas, o hay una libertad de precios y salarios.
Por otra parte, Hayek advertía que el tipo de economía socialista (Estado de Bienestar) que proponía Keynes llevaría a convertir al ciudadano en súbdito y a estar más controlado (a través de la Seguridad Social) porque el Estado que administra empresas públicas se convierte en su patrón. Medio siglo después, en una economía globalizada, nos encontramos con que el ciudadano, que ahora sería más libre porque el Estado ya no interviene tanto, también está controlado a través de las redes sociales y otros avances en telecomunicaciones. Nos encontramos aqui con una paradoja que no ha resuelto la teoría del libre mercado.
A nivel de la teoría económica y de la historia de la economía, este libro tiene el valor de resumir las políticas económicas presidenciales desde Kennedy hasta Bush hijo y ver cómo han evolucionado desde posiciones keynesianas a las de Hayek y Friedman.
Los primeros capítulos cuentan la vida de Keynes (Cambridge) y Hayek ( un profesor austríaco que es contratado por Robbinson ) hasta que se encuentran en Inglaterra en el inicio de la Gran Depresión y empieza el debate entre intervencionismo estatal en la economía o monetarismo (la hiperinflación alemana marcó a Hayek como a todos sus compatriotas). Hayek era un admirador de Keynes pero luego criticó sus ideas con dureza. El gran debate que se prolongará hasta nuestros días empieza a partir del capítulo 7.
CAPÍTULO 1
En el primer capítulo, Keynes es presentado como el economista que se opuso a las onerosas condiciones e indemnizaciones de guerras que los aliados impusieron en el tratado de Versalles a la derrotada Alemania tras el fin de la Primera Guerra Mundial. En su libro "Las consecuencias económicas de la paz" relata los entresijos de los acuerdos en París, en los que estuvo presente como asesor de los británicos, y arremete contra los altos cargos franceses que quieren imponer un acuerdo tan gravoso a Alemania. Según Keynes, eso aumentaría el resentimiento y podría generar conflictos más adelante. El libro fue un éxito de ventas.
Por su parte, Hayek se enroló en el ejército austríaco en la Primera Guerra Mundial, al servicio de su país, y durante la campaña (creo recordar que en Italia) estudió economía y luego se especializó al terminar el conflicto junto a profesores de renombre de la llamada Escuela Austríaca y que se caracterizaban por tener muy en cuenta el flujo de capital (monetaristas), Hayek leyó el libro de Keynes sobre la paz, del que se confesó admirador.
Capítulo 2
El segundo capítulo aborda los problemas económicos que sufrió la República de Weimar de Alemania a causa de la hiperinflación. Se cuenta que los obreros iban a cobrar su salario con carrilletillas para llevar una montaña de fajos de billetes y corrían a comprar la comida antes de que se disparasen los precios. El marco ya no valía nada y la crisis alemana se extendió a Austria. Finalmente, se abrió una línea de crédito para Alemania, esta pudo estabilizar el marco al garantizar su cambio con propiedades de tierra y la economía empezó a reflotar.
Capítutos. 3 a 6
En los siguientes capítulos, Hayek y su admirado Keynes empiezan a chocar en su visión de la economía porque Keynes empieza a cuestionar el modelo de mercado como modo natural y automático de distribuir los bienes en el mercado, la llamada oferta y demanda. En 1929 estalla la Gran Depresión y todos los economistas empiezan a trabajar en buscar una solución. En Oxford están preocupados por las ideas de Keynes y contratan a Hayek, un profesor austríaco desconocido que viajó a Estados Unidos a especializarse y que chapurrea inglés. Sus conferencias a favor del libre mercado y la disciplina monetaria empiezan a interesar al público.
Capítulo 7
Robbinson convence a Hayek para que empiece el ataque a Keynes con críticas de poca monta, sea dicha la verdad.
Capítulo 8
Este es un capítulo menor. Keynes deja de discutir con Hayek y le encarga al italiano Piero Sraffa que continúe el debate con Hayek. Mientras, se vuelca en un libro que pondrá sus ideas en orden. Más tarde, al comenzar la Segunda Guerra Mundial, Srrafa será enviado a una isla inglesa confinado pero Keynes lo rescata.
Capítulo 9
Este es un capítulo clave porque es cuando Keynes presenta su libro La Teoría General de la Ocupación (Empleo), Interés y Dinero (The General Theory of Employment, Interest and Money) y que convirtió en antigualla la economía clásica. Realmente, fundó una nueva disciplina: la macroeconomía (y la econometría). Introdujo nuevas variables a tener en cuenta como el empleo [nota del lector: esto es tan importante como si un economista introduce hoy en los estudios predictivos de la economía una variable nueva que a todos les había pasado desapercibida, pongamos por ejemplo, el trabajo informal no cuantificado, como lo que hace el ama de casa o el cuidado de enfermos, etc... propios de economías no monetizadas]. El empleo tenía relación con la demanda y con el crecimiento económico, por lo que crear pleno empleo era bueno para la economía, mientras que en la teoría clásica el desempleo se entendía como un mal "natural" de la oferta y la demanda y que era inútil intervenir porque la economía se volvería a equilibrar sola. En la política keynesiana, el Estado debe estimular el empleo hasta lograr la plena ocupación porque al inyectar dinero (gasto público) en la economía, el multiplicador generará más movimiento de dinero. Pero, además, destacó la importancia del PNB y el PIB. Realmente, quien leía el libro ya no pensaba de la misma manera, estaba leyendo un tratado de economía moderno. El propio Hayek, que había leído el borrador por cortesía de Keynes, se quedó literalmente sin habla y sus propios colaboradores se convirtieron en keynesianos. Donde más triunfaron estas novedosas teorías fue en Estados Unidos, entre los economistas del círculo presidencial, entre ellos Paul Samuelson y J.K. Galbraith, que fueron los nuevos apóstoles del keynesianismo. Y es que, como señala el autor, era una teoría optimista que a todos les gustaba.
Capítulo 10
En este capítulo, Hayek no responde a Keynes. No está claro por qué se quedó callado, posiblemente, porque recibió una sugerencia de Robbins para que lo hiciese otro. Es posible que Hayek tuviese en mente una teoría general que replicaría a lo que dijo Keynes pero si salía a la palestra, desvelaría sus nuevas ideas.
Capítulo 11
En este capítulo se refleja el éxito de Keynes en Estados Unidos. Aunque Roosevelt simpatizaba con Keynes no entendía ni jota del keynesianismo y llegó a llamarle "matemático". Sus colaboradores lo convencieron para gastar más dinero, lo que reactivó la economía tal y como había predicho Keynes.
Capítulo 12
Hayek intentó escribir su teoría general como réplica a Keynes pero no tuvo mucho éxito. Sus libros o fueron ignorados o nadie los entendió. Se quedó atascado y su propio ayudante se convirtió en keynesiano. Finalmente, Keynes y Hayek coincidieron en Cambridge donde vigilaron juntos los tejados de la Universidad para avistar cazas alemanes y dar la alarma.
Capítulo 13
Hayek escribió Camino de Servidumbre, el libro por el que se ha hecho famoso y que Margareth Thatcher tenía en su cabecera de cama. El libro ha vendido millones de ejemplares en Estados Unidos, sobre todo tras una reseña en el Readed Digest. En Camino de Servidumbre, Hayek advierte que la intervención del Estado es mala, tal y como la propone Keynes, y convierte al ciudadano en súbdito o, peor aún, en empleado del Gobierno. Critica el socialismo y la economía planificada por querer esclavizar al individuo sin dejarle opción de elegir. Hayek dio muchas charlas en auditorios llenos en una gira por Estados Unidos pero tras la guerra cayó en el olvido.
Capítulo 14
Tras el triunfo del keynesianismo, Hayek fue visto como un dinosaurio. Solo unos pocos con sus ideas sobre el libre mercado acudieron a unas charlas en Mont-Pelerin, a las que también asistió Milton Friedman, convertido luego en el "gurú" del neoliberalismo. Finalmente, Hayek, por temas de divorcio, se fue a Estados Unidos y logró una plaza en una universidad del Medio Oeste y luego entró en la Universidad de Chicago pero no como profesor de economía, pues sus ideas vertidas en Camino de Servidumbre, que ellos mismos habían publicado, lo habían convertido en un profesor polémico. [Nota del lector: la Escuela de Chicago fue después el bastión del neoliberalismo desde donde se difundió la doctrina a Latinoamérica; leer "La doctrina del shock", de Naomi Klein].
Hayek pasó años duros, deprimido y acabó, tiempo después, por regresar a Austria, donde ocupó un oscuro despacho en una universidad de segundo orden. No sería hasta 1974 cuando sus ideas monetaristas, difundidas por Friedman (que hizo más entendibles sus teorías), lo rehabilitarían y lo convertirían en un héroe, el único que creyó en el libre mercado tras la Gran Depresión. Las causas de aquella debacle estaban, como había dicho Hayek, en la entrada de dinero en el sistema.
Capítulo 15
En estos capítulos se analiza las políticas presidenciales desde Truman hasta el demócrata Carter.
Según el autor, Truman no entendía nada de economía pero aceptó inyectar capital público para lograr el pleno empleo (nunca hay pleno empleo porque algunos trabajadores están en paro para cambiar de empresa). Se llegó a un desempleo del 3,9 %, una cifra bajísima, mediante la inversión en carreteras y defensa. Truman justicaba cualquier inversión pública con un argumento bélico contra el comunismo que obtenía la bendición del Congreso, implicado en la Guerra Fría.
Eran los tiempos en que Paul Samuelson publicó Economía, la biblia del keynesianismo y la macroeconomía, y Hayek cayó en el olvido.
Eisenhower siguió la misma política de inversiones públicas, que casi rozaba la planificación centralizada, y logró una época de paz y bonanza, aunque al final advirtió a su sucesor que un lobby armamentístico había cogido mucho poder. [Nota del lector: En el libro "La sociedad opulenta", de Galtbraith, se hace mención a los grandes gastos en defensa de esa época y que estimulaban la economía].
Sin embargo, al final del mandato, hubo una recesión por una política de recortes que apartó a su sucesor Nixon de la presidencia, que obtuvo Kennedy.
En todo caso, los economistas habían llegado a la conclusión de que los ciclos económicos se podían suavizar mediante la inyección de capital público y, por tanto, cuando había recesión, el Estado invertía para contrarrestar la caída.
Kennedy era un keynesiano que fomentó la industria armamentística y aeronáutica que propuso rebajar los impuestos aunque no llegó a aplicarlo y lo hizo su sucesor Johnson, que lanzó también programas como Medicare. Ya a finales de 1968 el keynesianismo empieza a dar muestras de agotamiento y generar inflación.
La puntilla final al keynesianismo la dio Nixon, que borró de un plumazo los acuerdos de Bretton Woods, desvinculó al dólar del oro para devaluarlo e hizo algo tan impensable como fijar precios y salarios, se supone que con la idea de frenar la inflación y evitar una recesión que le arruinase sus elecciones de 1972. Este terminó su mandato (dimitíó) con la crisis del petróleo que disparó la inflación. Ford y Carter heredaron el problema y no pudieron hacer nada. En 1978 hubo la segunda crisis del petróleo y se dispararon otra vez los precios. La inflación rondaba el 11 % y muchos países entraron en estanflación (alta inflación y alto desempleo). La curva de Philips (que relaciona una baja inflación con mayor desempleo) solo funcionaba en tiempos de bonanza.
Capítulos 16, 17 y 18
En 1978, Margareth Thatcher, llegó al poder en el Reino Unido y aplicó una privatización del sector público (trenes, correos, aeropuertos, British Airlines). Se declaró seguidora de Hayek y de su libro Camino de Servidumbre, que defiende el libre mercado a ultranza y el adelgazamiento del Estado (salvo Defensa, seguridad social y desempleo).
Con la llegada de Reagan, se aplicaron políticas de privatización y recortes para bajar la inflación y Vorker (de la Reserva Federal) autoindujo una recesión que disparó el desempleo pero, a cambio, bajó la inflación. Y a esas alturas, la inflación importaba más que el desempleo.
Ver la curva de Philips que relaciona desempleo e inflación y la curva de Laffer, sobre la importancia de los impuestos.
Los monetaristas Hayek y Friedman recibieron el premio Nobel por sus trabajos sobre la importancia de jugar con los tipos de interés para reactivar la economía. También se redujeron los impuestos a los ricos del 90 al 70 % y, décadas después, hasta el 28 %. El propio Reagan, en su época de actor, había tenido que renunciar a trabajos para no trabajar por 6 centavos (el 93 restante se lo llevaba el fisco). Galbraith ironizó con que "aumentar el saco de avena de los caballos obviamente alimentará a más gorriones". También se descubrió que era contraproducente rebajar los impuestos en plena recesión porque la gente no iba a consumir lo obtenido sino que lo iba a destinar a ahorrar por temor al desempleo.
En los años de Reagan, la economía creció durante 10 años seguidos, eran los tiempos de los "yuppies" y de la "codicia es buena". Esta bonanza se consideró un logro de los monetaristas pero, en esos años, Reagan insufló mucho dinero en la economía al más puro estilo keynesiano y dejó una herencia de deuda gubernamental.
Con Bush padre, hubo una recesión en 1992 que le costó la presidencia y su sucesor, Clinton, se propuso eliminar el déficit y adelgazar el Gobierno, incluso con despidos masivos de funcionarios por 5 días o en Navidad. Al terminar su mandato, había logrado tres superavits consecutivos. Aquí fue importante la actuación de Alan Greenspan,de la Reserva Federal, que desgurralizó el sector de la banca. Se trataba de una política keynesiana más, quien había dicho que en tiempos de bonanza, el Gobierno debía liquidar deudas y recaudar para sobreponerse en los malos tiempos. En aquellos tiempos se hablaron de las "expectativas racionales" del consumidor, el hecho de que el Gobierno gaste hoy más le llevará a aumentar los impuestos en el futuro (una teoría muy discutida).
En los 8 años de Bush, el superavit heredado de Clinton se destinó a rebajar los impuestos para estimular la economía por lo que pronto incurrió otra vez en déficit, a lo que se añadieron las inversiones públicas en seguridad tras los atentados del 11-S y los gastos de múltiples guerras en Afganistán e Irak.
En el 2007 y 2008, con la crisis de las hipotecas basura que arrastró a todo el sector financiero, los Gobiernos tuvieron que desempolvar a Keynes para evitar entrar en una Gran Depresión. Se evitó el desastre y Obama luego inyectó dinero público en el sistema (que Krugman consideró insuficiente) y bajaron los intereses del dinero hasta casi el 0 % pero los seguidores de Hayek y Friedman, y los ultraliberales del Tea Party, exigieron la inmediata reducción del déficit público y el control de gastos, incluso en sanidad para los pobres.
En estos años, hubo un debate entre los economistas de agua dulce (Escuela de Chicago, en los Grandes Lagos) y los economistas de agua salada (Harvard). Los primeros (seguidores de Friedman y Hayek) eran neoliberales y los segundos keynesianos (Krugman).
El autor concluye que al final las tesis monetaristas de Hayek y Friedman han triunfado pero, en el fondo, todos somos keynesianos porque ante el desplome de las empresas y dejar que actúe libremente el mercado, pocos salvo los más extremos brindarán por la ruina total y dejar hacer (laissez-faire) para que todo se hunda. Por tanto, las teorías de Keynes
No hay comentarios:
Publicar un comentario