Resumen del libro "Miedo. Trump en la Casa Blanca", de Bob Woodward (2018)
Resumen original y actualizado del libro en:
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, política, Estados Unidos, populismo
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Ficha técnica
Título: Miedo
Subtítulo: en la Casa Blanca
Título en inglés: Fear. Trump in the White House
Autor: Bob Woodward
Año de publicación: 2018
Edición en español: Roca Editorial, Barcelona, 2018
Páginas: 454
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Biografía oficial del autor Bob Woodward (hasta 2019)
Bob Woodward es editor adjunto de The Washingtong Post, donde ha estado trabajando durante 47 años. Ha conseguido dos Premios Pulitzer, uno por la cobertura del escándalo Watergate para el Post junto a Carl Berstein, y otro, en 2003, como principal reportero que cubrió los ataques terroristas del 11 de septiembre. Es autor y coautor de 18 libros y todos ellos han llegado a ser best-sellers de no ficción. Doce de ellos han llegado al primer puesto de los más vendidos en Estados Unidos.
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Texto de la solapa
"La historia del presidente Trump desde dentro, como solo Bob Woodward podría contarla. Con ese forma de comunicar tan autoritaria, perfeccionada durante ocho presidencias desde Nixon a Obama, el autor Bob Woodward revela con una minuciosidad sin precedentes la tormentosa vida del presidente Donald Trump dentro de la Casa Blanca, así como los detalles intrínsecos sobre la toma de decisiones en política nacional e internacional.
Miedo es el retrato más íntimo que se haya publicado sobre un presidente en el poder durante su primer año de mandato.
Woodward extrae su información de cientos de horas de entrevistas con fuentes de primera mano, anotaciones de reuniones, diarios personales, archivos y documentos. Lleno de detalles del día a día, diálogos y documentación, Miedo hace un recorrido por las decisiones trascendentales en asuntos de ámbito internacional y nacional, y nos ofrece vívidos detalles de las negociaciones entre los abogados de Trump y Robert Mueller, el fiscal especial en las investigaciones sobre Rusia, exponiendo públicamente por primera vez las discusiones y estrategias que se fueron planteando reunión tras reunión. Revela cómo los altos cargos de la Casa Blanca de Trump tuvieron que organizarse para robar proyectos de decreto del Despacho Oval del presidente para que no creara normativas que pusieran en jaque operaciones de inteligencia cruciales.
"Era, prácticamente, un golpe de Estado administrativo - escribe Woodward-, una crisis nerviosa del poder ejecutivo en el país más poderoso del mundo"
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ÍNDICE
El libro tiene 42 capítulos pero no constan sus títulos
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RESUMEN
El libro arranca cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca, exige a sus subordinados que redacten un borrador para abandonar el acuerdo de protección y comercio de Corea del Sur porque Estados Unidos tiene que pagarlo todo y los asiáticos son protegidos gratis. En un despiste, un ayudante retira el borrador de la mesa y lo destruye. Trump no se da cuenta y se olvida del tema.
El autor se pregunta si los colaboradores de Trump han dado un golpe palaciego con el objetivo de salvar el país de la ruina económica, al retirarse de tratados clave como los acuerdos Nafta (tratado comercial de EE.UU,, Canadá y México), el Tratado de París sobre el Cambio Climático o bien de otros como el de Corea del Sur, la retirada de Afganistán.
El libro arranca con la campaña electoral en la que Trump, a punto de arrojar la toalla decide seguir adelante, después de meter la pata con unos comentarios machistas y vejatorios hacia las mujeres, lo que le costó una bronca de su esposa, la cual lo defendió en público diciendo que ese no era el marido que conocía. Es ahí cuando sus colaboradores ven que él no quiere retractarse jamás porque lo ve como signo de debilidad. Echó la bronca a un ayudante porque se disculpó por él en la televisión: "Te has mostrado débil". Y lo echó del equipo. El estratega Steve Bannon logró la victoria de Trump animándole a seguir y centrándose solo en tres cuestiones: hacer América más grande, el problema de la inmigración y el muro y el regreso de las manufacturas. Sorprendentemente, Trump ganó las elecciones contra Hilary Clinton, algo que él ni se esperaba.
Uno de los personajes clave y que aparece como el más sensato es Cohn, un antiguo directivo de Goldman Sachs. El colaborador le intenta convencer de que la economía de Estados Unidos ha cambiado: donde antes había una sastrería ahora hay un Starbucks, las manufacturas se han ido a países más baratos porque a cambio producen bienes más baratos a los estadounidenses. Al irse las manufacturas, ahora hay más empleos en el sector servicios. Cohn sería un globalista que está en contra del proteccionismo y que intenta convencer al presidente de que retirarse de los tratados internacionales les hará perder comercio.
Otro frente de los colaboradores es Corea del Sur, importante socio comercial y aliado de Estados Unidos. Trump quiere retirarse del tratado comercial porque pierden dinero pero sus generales le convencen de que es necesario que EE.UU. siga en Corea porque sus bases detectaría el envío de misiles continentales desde Corea del Norte a Estados Unidos y podrían destruirlos a tiempo. Estar en Corea del Sur saldría más barato que enviar tres portaaviones a hacer el mismo trabajo. Del mismo modo, Trump argumenta que su amigo el presidente de China le está ayudando a controlar al dictador de Corea del Norte.
Respecto a Afganistán, Trump quiere retirar las tropas porque el Ejército no está ganando dinero allí. Los militares le convencen de que no se puede ir porque parecería que los talibanes han ganado la guerra (un empate técnico, en realidad) y por otra que no pueden permitir que el país se vuelva a convertir en un nido de terrorismo internacional. Trump acepta el argumento de evitar que Afganistán se desestabilice, por lo que manda un aviso a los talibanes para decirles que ni ellos han ganado la guerra ni los americanos tampoco.
En cuanto a Siria, una de las primeras órdenes de Trump fue eliminar al ISIS en Siria. Acusa a Obama de ser demasiado blando, lo que generó 400.000 fallecidos por no haber intervenido antes. Trump bombardea una base siria cuando el presidente sirio ataca con gas letal a unos bebés, según unas fotos que le mostró indignada su hija Melania. Un congresista (Graham) le recomienda a Trump: "Diles que tampoco tolerarás que lancen bombas barril a los niños".
Sobre Oriente Medio, el yerno de Trump lo convenció para organizar una cumbre con el favorito de Arabia Saudí, conocido como MSB, el príncipe heredero del trono. La cumbre se organizó en un tiempo récord y reforzó el papel del delfín. El plan era aislar más a Irán, potencia rival en la zona. De todos modos, Trump no tiene claro por qué EE.UU. debe estar metido en el avispero de Oriente Medio.
En el libro se refleja la personalidad de Trump, que no da su brazo a torcer y que nunca admite estar equivocado, ni siquiera cuando el ataque racista de Charlotville. El presidente decía que había violencia entre los dos bandos pero sus colaboradores le convencieron para retractarse apelando a la unión del país. Al leer el comunicado, parecía un rehén leyendo a punta de pistola el comunicado.
El autor también menciona la preocupación de Trump por la trama rusa y cómo intentó echar a los fiscales que le estaban investigando. Se obsesionó con el tema y llamó al mejor abogado de la ciudad, que le cobraba un precio de amigo de 100.000 dólares al mes.
Otro aspecto de Trump es su falta de empatía con sus colaboradores. Cuando no lograron aprobar la derogación del Obamacare, despidió sin tapujos al responsable. Pasado un tiempo, lo llamó a ver qué tal le iba como si hubiera pasado nada. El autor supone que Trump no tenía conciencia de haber herido a su ayudante debido a su egoísmo y falta de empatía.
En cuanto al círculo más cercano de Trump, los que han visitado la Casa Blanca definen a cuatro personas (Ivanka Trump, Steve Bannon y otros dos) como depredadores naturales. "Es como meter un tiburón y una foca en un zoo sin paredes, o una serpiente y un ratón", dice. Se trata de asesores que entran y salen del despacho del presidente o se quedan a oír las conversaciones sin que nadie les pueda decir nada. Tras el cambio de personal y la llegada de Kerry, no se cortó esta anomalía.
El autor también se refiere al gatillo fácil de Trump respecto al envío de "tuits", incluso informando de destituciones un minuto después de hablar con el interesado y nombrando a su sucesor sin avisarle. Sus comentarios han causado dolor de cabeza.
El autor incluso empatiza con Trump al ver que se trata de una persona sensata cuando hay que tomar decisiones militares al estudiar acciones muy proporcionadas y que no causen víctimas. Por ejemplo, culpabla a Obama de no haber actuado en Siria y haber generado un caos que propició el ISIS. Trump ordenó eliminar al ISIS como una de sus primeras órdenes y luego tomó represalias por un ataque químico a niños, presuntamente, ordenado por el presidente sirio y con armas prohibidas por la ONU; Trump se decantó por un ataque a una base aérea siria por la noche para minimizar las bajas, llamaron a los rusos para avisarles una hora antes del ataque y hubo daños materiales pero parece que no hubo muertes. Fue la forma de Trump de lanzar su mensaje a Siria: si vuelve a haber ataques, da igual si es con agentes químicos o con barriles explosivos, volverá a haber represalias.
Respecto a Afganistán e Irak, Trump quería retirar a todas las tropas pero los militares le convencieron de que eso supondría irse derrotados y, además, dichos países entrarían en el caos. Trump aprobó el envío de más militares, los justos para mantener el orden. También aprobó misiones ultrasecretas en Yemen en las que algo salió mal y hubo muertes de comandos. Trump era una buena persona y llamó personalmente a las familias de los fallecidos para darles sus condolencias, agradecer sus servicios al país y comentar qué guapos eran los hijos que veía en las fotos del expediente. A medida que pasaba su mandato, Trump tuvo que hacer muchas llamadas para reconfortar a las familias, un trabajo muy duro pero que sobrellevó.
Por su parte, Jared convenció a Trump para organizar un tratado de amistad con Arabia Saudí y apoyar al príncipe heredero conocido como BSM. Se preparó una cumbre en tiempo récord en la que los sauditas compraron armamento americano por millones de dólares. Un poco venía a crear un contrapoder a Irán en Oriente Próximo.
Después, el autor critica a Trump por su intento de dejar sola a Corea del Sur porque le salía muy caro la protección militar a ese país y subvencionarlo con tratados comerciales ventajosos para Seúl. Los asesores le intentaron convencer de que era más barato tener tropas en Corea del Sur para detectar a tiempo un lanzamiento de misiles intercontinentales desde Corea del Norte que la base estadounidense de Seúl podría detectar en 12 segundos e interceptarlo a tiempo. La otra opción, si Trump se retiraba del acuerdo comercial con los surcoreanos, era detectar el paso del misil en Hawai diez minutos más tarde y esperar a que explotase en la costa de Los Ángeles. Dado que Trump pedía continuamente un borrador para irse del acuerdo comercial con Sur Corea, que él calificaba de "estafa", sus colaboradores le escondían el borrador entre una montaña de papeles para que se olvidase de ello o "birlaban" el papel discretamente del escritorio confiando en que Trump no se diese cuenta hasta días después y volviese a preguntar.
El autor considera que había un grupo en la Casa Blanca que estaba haciendo algo parecido a un "golpe de Estado" al hacer desaparecer documentos del presidente para que no adoptase cierta línea de gobierno con Corea del Sur contraria a los intereses de los actuantes, aunque estos dijesen que lo hacían por el bien del país.
La última parte del libro se centra en los intentos de su colaborador Cohn, un alto ejecutivo de Golman Sachs, que logró hacer una rebaja fiscal al gusto de Trump. Sin embargo, ambos estaban en desacuerdo en el proteccionismo y la globalización. Cohn, al igual que el yerno de Trump, Yared, (un demócrata infiltrado en la Casa Blanca), estaba a favor de la globalización y el libre comercio e intentó convencer a Trump de cómo funcionaba el mundo y de por qué no era tan rentable subir los aranceles ni entablar guerras comerciales. La razón es que la globalización abarata muchos productos: si subía el arancel del acero para favorecer a las industrias metalúrgicas del Cinturón de Óxido (Rust Belt), otras empresas del país se verían perjudicadas por los altos precios del acero. Por este criterio, las pérdidas netas para las empresas del país podrían ser mayores que las ganancias de la industria local. [nota del lector: recordemos que la globalización se basa en los principios ricardianos de la ventaja comparativa; un país se especializa en lo que mejor sabe hacer y compra el resto a otro país especializado en vez de producirlo porque le sale más barato].
Tras diversas tensiones, Cohn acabó dimitiendo pero, al contrario que otros colaboradores que salieron despedidos a patadas, Trump le agradeció sus servicios y le abrió la puerta a que volviese cuando quisiese.
El libro arranca cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca, exige a sus subordinados que redacten un borrador para abandonar el acuerdo de protección y comercio de Corea del Sur porque Estados Unidos tiene que pagarlo todo y los asiáticos son protegidos gratis. En un despiste, un ayudante retira el borrador de la mesa y lo destruye. Trump no se da cuenta y se olvida del tema.
El autor se pregunta si los colaboradores de Trump han dado un golpe palaciego con el objetivo de salvar el país de la ruina económica, al retirarse de tratados clave como los acuerdos Nafta (tratado comercial de EE.UU,, Canadá y México), el Tratado de París sobre el Cambio Climático o bien de otros como el de Corea del Sur, la retirada de Afganistán.
El libro arranca con la campaña electoral en la que Trump, a punto de arrojar la toalla decide seguir adelante, después de meter la pata con unos comentarios machistas y vejatorios hacia las mujeres, lo que le costó una bronca de su esposa, la cual lo defendió en público diciendo que ese no era el marido que conocía. Es ahí cuando sus colaboradores ven que él no quiere retractarse jamás porque lo ve como signo de debilidad. Echó la bronca a un ayudante porque se disculpó por él en la televisión: "Te has mostrado débil". Y lo echó del equipo. El estratega Steve Bannon logró la victoria de Trump animándole a seguir y centrándose solo en tres cuestiones: hacer América más grande, el problema de la inmigración y el muro y el regreso de las manufacturas. Sorprendentemente, Trump ganó las elecciones contra Hilary Clinton, algo que él ni se esperaba.
Uno de los personajes clave y que aparece como el más sensato es Cohn, un antiguo directivo de Goldman Sachs. El colaborador le intenta convencer de que la economía de Estados Unidos ha cambiado: donde antes había una sastrería ahora hay un Starbucks, las manufacturas se han ido a países más baratos porque a cambio producen bienes más baratos a los estadounidenses. Al irse las manufacturas, ahora hay más empleos en el sector servicios. Cohn sería un globalista que está en contra del proteccionismo y que intenta convencer al presidente de que retirarse de los tratados internacionales les hará perder comercio.
Otro frente de los colaboradores es Corea del Sur, importante socio comercial y aliado de Estados Unidos. Trump quiere retirarse del tratado comercial porque pierden dinero pero sus generales le convencen de que es necesario que EE.UU. siga en Corea porque sus bases detectaría el envío de misiles continentales desde Corea del Norte a Estados Unidos y podrían destruirlos a tiempo. Estar en Corea del Sur saldría más barato que enviar tres portaaviones a hacer el mismo trabajo. Del mismo modo, Trump argumenta que su amigo el presidente de China le está ayudando a controlar al dictador de Corea del Norte.
Respecto a Afganistán, Trump quiere retirar las tropas porque el Ejército no está ganando dinero allí. Los militares le convencen de que no se puede ir porque parecería que los talibanes han ganado la guerra (un empate técnico, en realidad) y por otra que no pueden permitir que el país se vuelva a convertir en un nido de terrorismo internacional. Trump acepta el argumento de evitar que Afganistán se desestabilice, por lo que manda un aviso a los talibanes para decirles que ni ellos han ganado la guerra ni los americanos tampoco.
En cuanto a Siria, una de las primeras órdenes de Trump fue eliminar al ISIS en Siria. Acusa a Obama de ser demasiado blando, lo que generó 400.000 fallecidos por no haber intervenido antes. Trump bombardea una base siria cuando el presidente sirio ataca con gas letal a unos bebés, según unas fotos que le mostró indignada su hija Melania. Un congresista (Graham) le recomienda a Trump: "Diles que tampoco tolerarás que lancen bombas barril a los niños".
Sobre Oriente Medio, el yerno de Trump lo convenció para organizar una cumbre con el favorito de Arabia Saudí, conocido como MSB, el príncipe heredero del trono. La cumbre se organizó en un tiempo récord y reforzó el papel del delfín. El plan era aislar más a Irán, potencia rival en la zona. De todos modos, Trump no tiene claro por qué EE.UU. debe estar metido en el avispero de Oriente Medio.
En el libro se refleja la personalidad de Trump, que no da su brazo a torcer y que nunca admite estar equivocado, ni siquiera cuando el ataque racista de Charlotville. El presidente decía que había violencia entre los dos bandos pero sus colaboradores le convencieron para retractarse apelando a la unión del país. Al leer el comunicado, parecía un rehén leyendo a punta de pistola el comunicado.
El autor también menciona la preocupación de Trump por la trama rusa y cómo intentó echar a los fiscales que le estaban investigando. Se obsesionó con el tema y llamó al mejor abogado de la ciudad, que le cobraba un precio de amigo de 100.000 dólares al mes.
Otro aspecto de Trump es su falta de empatía con sus colaboradores. Cuando no lograron aprobar la derogación del Obamacare, despidió sin tapujos al responsable. Pasado un tiempo, lo llamó a ver qué tal le iba como si hubiera pasado nada. El autor supone que Trump no tenía conciencia de haber herido a su ayudante debido a su egoísmo y falta de empatía.
En cuanto al círculo más cercano de Trump, los que han visitado la Casa Blanca definen a cuatro personas (Ivanka Trump, Steve Bannon y otros dos) como depredadores naturales. "Es como meter un tiburón y una foca en un zoo sin paredes, o una serpiente y un ratón", dice. Se trata de asesores que entran y salen del despacho del presidente o se quedan a oír las conversaciones sin que nadie les pueda decir nada. Tras el cambio de personal y la llegada de Kerry, no se cortó esta anomalía.
El autor también se refiere al gatillo fácil de Trump respecto al envío de "tuits", incluso informando de destituciones un minuto después de hablar con el interesado y nombrando a su sucesor sin avisarle. Sus comentarios han causado dolor de cabeza.
El autor incluso empatiza con Trump al ver que se trata de una persona sensata cuando hay que tomar decisiones militares al estudiar acciones muy proporcionadas y que no causen víctimas. Por ejemplo, culpabla a Obama de no haber actuado en Siria y haber generado un caos que propició el ISIS. Trump ordenó eliminar al ISIS como una de sus primeras órdenes y luego tomó represalias por un ataque químico a niños, presuntamente, ordenado por el presidente sirio y con armas prohibidas por la ONU; Trump se decantó por un ataque a una base aérea siria por la noche para minimizar las bajas, llamaron a los rusos para avisarles una hora antes del ataque y hubo daños materiales pero parece que no hubo muertes. Fue la forma de Trump de lanzar su mensaje a Siria: si vuelve a haber ataques, da igual si es con agentes químicos o con barriles explosivos, volverá a haber represalias.
Respecto a Afganistán e Irak, Trump quería retirar a todas las tropas pero los militares le convencieron de que eso supondría irse derrotados y, además, dichos países entrarían en el caos. Trump aprobó el envío de más militares, los justos para mantener el orden. También aprobó misiones ultrasecretas en Yemen en las que algo salió mal y hubo muertes de comandos. Trump era una buena persona y llamó personalmente a las familias de los fallecidos para darles sus condolencias, agradecer sus servicios al país y comentar qué guapos eran los hijos que veía en las fotos del expediente. A medida que pasaba su mandato, Trump tuvo que hacer muchas llamadas para reconfortar a las familias, un trabajo muy duro pero que sobrellevó.
Por su parte, Jared convenció a Trump para organizar un tratado de amistad con Arabia Saudí y apoyar al príncipe heredero conocido como BSM. Se preparó una cumbre en tiempo récord en la que los sauditas compraron armamento americano por millones de dólares. Un poco venía a crear un contrapoder a Irán en Oriente Próximo.
Después, el autor critica a Trump por su intento de dejar sola a Corea del Sur porque le salía muy caro la protección militar a ese país y subvencionarlo con tratados comerciales ventajosos para Seúl. Los asesores le intentaron convencer de que era más barato tener tropas en Corea del Sur para detectar a tiempo un lanzamiento de misiles intercontinentales desde Corea del Norte que la base estadounidense de Seúl podría detectar en 12 segundos e interceptarlo a tiempo. La otra opción, si Trump se retiraba del acuerdo comercial con los surcoreanos, era detectar el paso del misil en Hawai diez minutos más tarde y esperar a que explotase en la costa de Los Ángeles. Dado que Trump pedía continuamente un borrador para irse del acuerdo comercial con Sur Corea, que él calificaba de "estafa", sus colaboradores le escondían el borrador entre una montaña de papeles para que se olvidase de ello o "birlaban" el papel discretamente del escritorio confiando en que Trump no se diese cuenta hasta días después y volviese a preguntar.
El autor considera que había un grupo en la Casa Blanca que estaba haciendo algo parecido a un "golpe de Estado" al hacer desaparecer documentos del presidente para que no adoptase cierta línea de gobierno con Corea del Sur contraria a los intereses de los actuantes, aunque estos dijesen que lo hacían por el bien del país.
La última parte del libro se centra en los intentos de su colaborador Cohn, un alto ejecutivo de Golman Sachs, que logró hacer una rebaja fiscal al gusto de Trump. Sin embargo, ambos estaban en desacuerdo en el proteccionismo y la globalización. Cohn, al igual que el yerno de Trump, Yared, (un demócrata infiltrado en la Casa Blanca), estaba a favor de la globalización y el libre comercio e intentó convencer a Trump de cómo funcionaba el mundo y de por qué no era tan rentable subir los aranceles ni entablar guerras comerciales. La razón es que la globalización abarata muchos productos: si subía el arancel del acero para favorecer a las industrias metalúrgicas del Cinturón de Óxido (Rust Belt), otras empresas del país se verían perjudicadas por los altos precios del acero. Por este criterio, las pérdidas netas para las empresas del país podrían ser mayores que las ganancias de la industria local. [nota del lector: recordemos que la globalización se basa en los principios ricardianos de la ventaja comparativa; un país se especializa en lo que mejor sabe hacer y compra el resto a otro país especializado en vez de producirlo porque le sale más barato].
Tras diversas tensiones, Cohn acabó dimitiendo pero, al contrario que otros colaboradores que salieron despedidos a patadas, Trump le agradeció sus servicios y le abrió la puerta a que volviese cuando quisiese.
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